“Mirar para otro lado vs. Derecho a disentir”

Leí en la última edición de Kratos, un alentador escrito sobre el derecho al pataleo -para cuyo autor van mis agradecimientos, porque fue una especie de palmada para levantar el ánimo, el que estaba un poco arrugado por las resultas de las demandas acumuladas falladas en favor de Nubia Carolina, Gobernadora del Departamento; escrito en el que sostiene la interesante ventana de opinión que, la mía no fue la única, que tanto a nivel nacional como regional, se dieron varias, entre ellas la instaurada contra Marinela, la Alcaldesa de Bagadó, las que en días pasados fueron despachadas por partida doble en su favor, una en Auto del Consejo de Estado y la segunda, en un fallo de primera instancia del Tribunal Contencioso Administrativo del Chocó; así como también fueron definidas las súplicas de padre e hijo, la última lágrima de Sócrates y Kramer-, en la refriega jurídica contra el Alcalde de Istmina Jaison Mosquera Sánchez, aceptando que, a ninguno se le puede negar o prohibir, que como doliente que hemos sido, acudan a los recursos de ley, que es algo así como expresar su descontento con las posturas de los particulares, de las autoridades o jueces de la república, en procura de buscar una decisión favorable de ellas o de sus superiores; o en su defecto dejar eso ahí, de ese tamaño o mirar para otro lado para no crearse problemas, como a veces aconsejan.

Es ni más ni menos que el legítimo derecho a disentir, como derecho existencial de las personas, según Friedrich Durrenmat (Google), es una de las prerrogativas más valiosas que tenemos los seres humanos, y es un medio a través del cual se ve expresada la pluralidad de ideas, permitiendo la coexistencia de múltiples pensamientos y conceptos, escenario sin el cual difícilmente existirían las democracias. El hecho de no pensar como los demás, o pensar diferente u oponerse con argumentos, utilizando la palabra como única arma, ha dado lugar a través de la historia a cambios en la sociedad, inclusive a grandes revoluciones; pero en nuestro caso ha sido lo contrario, han dado lugar a que, quienes así actúan sean lapidados, estigmatizados, a veces calumniados y deshonrados; decir por ejemplo que divariamos cuando decimos que es de suma gravedad ética, el hecho de que el emblemático jurista Humberto Sierra Porto, último abogado de Nubia Carolina en la demanda de Control Electoral por Doble Militancia, además de ser Conjuez de la Sección Quinta, el mismo día del fallo, o en el que se definió este asunto (31 de octubre), hacía parte de la sala que estudiaba la acción de tutela que decidía en favor de la Procuraduría la competencia para sancionar a varios funcionarios de elección popular, es decir, sesionó con los que definieron los dos asuntos, en un caso actuó como apoderado y en otro como magistrado (Conjuez), en lo que de bulto se nos hace que pudo incurrir en una parcialidad difícil de esconder.

Los disensos se evidencian con mayor claridad en el ejecutivo de las democracias de las tres ramas del poder público como la nuestra, en las que hacer oposición con argumentos y plantear o sugerir salidas a los problemas o denunciar la corrupción, es echarse encima al establecimiento, el mismo que provee los cargos, otorga la contratación y la pauta oficial, el que a través del dispenso de estas dádivas permea incluso a la administración de justicia -a jueces y fiscales- que son los encargados de sancionar los desmanes administrativos, pero para la muestra, el botón de la Universidad del Chocó, en la que, algunos estamentos progresistas han tratado por todo los medios de rescatar de las garras de la politiquería  y de un sector político en particular, al Alma Mater de la educación del Chocó; a lo que se han opuesto hasta con puños y patadas diversos estamentos universitarios también, afectos al oh Rey David, hoy en vísperas de que expire su segundo periodo ordinario como rector; todo esto con la complicidad manifiesta de algunos despachos judiciales, que al dar lugar a algunas medidas cautelares contribuyeron a subvertir la normalidad académica en la universidad, hoy en asamblea permanente, nos imaginamos que hasta el 18 de noviembre.

Les mentiría si les dijera que a mí no me han abordado enviados de “embilletados” y de funcionarios encartados, lo han hecho de distintas formas y maneras, eso sí, no se han atrevido a hacerme ofrecimientos, pero si me han pedido que por el alma de Don Rafa y Doña Luz, me haga el cari ‘e gallina, que de por Dios mire para otro lado, o en castizo, que me haga el…o el de la vista gorda.

PDTA: Yo no es que quiera posar de abanderado de la moral, ni más faltaba, yo simplemente he venido insistiendo por este medio, en el nombre de personas que vienen siendo investigadas por esquilmar los recursos del estado: Domingo, Ariel, Nilton, David, Yosimar, pero al único que he denunciado formalmente es a Omar Francisco Vidal Rojas “Pacho bueno”, porque me parece inaudito que, con todas las investigaciones penales y disciplinarias que tiene continúe en el cargo; como decía Abraham Dualiby: “Ha violado el Código Penal desde el prólogo hasta el índice”.

Atentamente,

Odín Sánchez Montes de Oca

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3 comentarios en ““Mirar para otro lado vs. Derecho a disentir”

  1. Este es uno de los mejores comentarios que he leído de Odín Sánchez, por la temática y la fundamentación, en un medio como el Chocó, en el cual algunas personas dedicadas a la adulación, han optado por refutar sin argumentos, e inclusive calificar de envidiosos, a quienes cuestionan a servidores
    públicos.

  2. Los escritos de Odín Sánchez en su columna Mano pele chuspa al suelo destacan por su estilo único y reflexivo, que combina el uso de un lenguaje directo con una mirada crítica y profunda sobre temas de actualidad, cultura, y la realidad social. Su capacidad para conectar con el lector se ve reflejada en su forma de abordar las problemáticas cotidianas, muchas veces con un toque de ironía o humor que invita a la reflexión. Cada columna es un testimonio de su habilidad para contar historias que despiertan interés y generan debate, mientras mantiene un compromiso constante con la verdad y la sensibilidad hacia los temas tratados.

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