¿Quién le podrá creer al presidente, que la falta de inversión en el Chocó no es su culpa, sino de sus ministros?

El presidente Petro no ha sido santo de mi devoción, y en ninguna de sus 3 campañas presidenciales voté con él, porque tenía una espinita, a raíz de un pronunciamiento ofensivo que hizo contra mí en una de sus giras por Buenaventura; esta es una de las razones por lo que no lo he mencionado jamás en mi columna, ni para bien ni para mal, pero además, por el miedo que infunden sus bodegas y grupos de WhatsApp, que no vienen de frente, sino que lo hacen contra la familia o contra la representante, no obstante el haber venido respaldando con su voto las iniciativas presentadas por el gobierno a consideración del congreso, entre ellas las reformas sociales, por cuyo apoyo al parecer le está yendo bien, según comentan en los mentideros y en algunas redes sociales, que derivan en el respaldo a algunos proyectos de beneficio comunitario y el ingreso de algunos amigos con perfiles y requisitos a la nómina oficial; otra cosa es que su prudencia le impida publicar dichas gestiones, por los celos que despierta en quienes habiendo aspirado, no pudieron engancharse o por la pelotera por la autoría de la consecución de los recursos para determinada obra, por lo que en mi caso particular, diría como el finado “Papita” Palacios: ”El que no dice lo que hace, es como que no hubiera hecho nada”, claro que él lo decía con su segundo sentido. De todas maneras, en pleno siglo del conocimiento, acá en el Chocó, conseguir puesticos, es muestra de poder.

La verdad es que, a lo dicho por el presidente en el Consejo de Ministros del 17 de junio y que origina el título de este artículo, le viene como anillo al dedo el adagio de la sabiduría popular chocoana: “Cuando el culo es flojo, le echa la culpa a la partera”; porque si repasamos y miramos hacia atrás, en lo que va corrido de la administración Petro, debemos aceptar que el señor presidente siempre busca un escape para eludir las responsabilidades que le pudieran caber por sus desaciertos, equivocaciones o desinteligencias, esto es, en sus relaciones con el congreso, con las altas cortes, con los gremios, con algunos alcaldes y gobernadores, y hasta con su propio equipo de gobierno, a los que siempre culpa cuando las cosas no le salen bien o se descarrilan de la normalidad; pero para no ir tan lejos, todos los que lean estas notas, recordarán cómo se salió de fácil cuando la opinión pública empezó a conocer las cagadas de su hijo Nicolás, que no es que lo haya negado -porque se parecen mucho-, sino que dijo que él no lo había criado, como dando a entender que esos comportamientos obedecían a una mala crianza, y que él no tenía la culpa, o no se hacía responsable de los cruces que este realizaba para conseguir la plata que les recibía -según se desprende de las investigaciones- al Clan de los Torres, al Turco Ilsaca y al hombre Marlboro para la campaña de su padre, y terminar dándose la buena vida que se daba hasta antes de la cinematográfica captura.

Yo he escuchado y leído los comentarios sobre el mencionado Consejo de Ministros, en donde el presidente Petro expresó: “Los ministros me engañaron, no hacen las inversiones en el Chocó, me lo tienen abandonado…”, agregando despectivamente “…como si fuesen Duque o el gobierno de la oligarquía, yo no resisto a un gabinete así, traicionando al presidente, no puedo seguir así”. Cualquier desprevenido que lo oiga, creería que está a punto de renunciar o va a echar a los ministros, pero quienes lo conocen, lo que dicen es que es pura caña, así leía al exparlamentario Jhon Arely Murillo, hijo de Silvio Elías, afirmando que lo dicho por el presidente, no era más que una pantomima, y concuerdo con él pero de lejitos, para que no se me vengan encima, por aquello de que los defensores oficiosos se van con toda, pero contra la barrera más bajita, y no es mi intención alborotar avisperos por algo sin sentido que dijo el presidente y que creo que no haya quien justifique esa postura, puesto que es de todos conocido que el presidente es el jefe del estado, del gobierno, ordenador del gasto público y de la ejecución de los planes y programas consignados en la ley del Plan Nacional de Desarrollo.

Y ahora que no vengan los abnegados defensores de oficio del señor presidente -como siempre-, a culpar o responsabilizar por la falta de inversión en el Chocó en lo que va corrido de este gobierno, a la actual clase dirigente, empezando por Nubia Carolina Córdoba, quien por obvias razones no es santa de mi devoción (Por las acciones electorales impetradas contra ella y falladas en su favor y las acciones penales y disciplinarias que se desprendieron del nombramiento de “Pacho Bueno” como Secretario del Interior de la Gobernación), pero por más diferencias que se tengan, que no son para nada personales, no puedo esconder o desconocer que no ha existido gobernante alguno en el Chocó que haya utilizado a cuanto escenario haya accedido en el país, para exigirle al Presidente Petro el cumplimiento de los compromisos adquiridos con nuestro pueblo, no solo por este gobierno sino por los anteriores, en materia de infraestructura, en orden público y seguridad para nuestra ciudad capital, en la atención a los constantes desastres naturales ocasionados por la recurrente ola invernal, por las que incluso en ocasiones he visto humedecer sus ojos por la impotencia y la frustración que deja la no atención de sus insistentes requerimientos y denuncias; y siguiendo con la actitud de parlamentarios como la Dra. Astrid Sánchez Montes de Oca, que -no por ser hermana- se debe reconocer o resaltar la gestión de todos los días reclamando desde el congreso, un mejor trato para el Chocó y sus habitantes, labor de las que han surgido lágrimas, las que la ingratitud en muchos casos han convertido en burla, en lugar de los merecidos reconocimientos. No puede haber pues, mayor responsable por la falta de inversión en el Chocó, que el excelentísimo presidente Petro. Allí me excusarán sus afectos, y no le sacariño, porque dentro de los ciento y pico mil que obtuvo acá en el Chocó, no contaron con el mío.

PDTA: “Cuando río suena, es porque piedras lleva”, me decía un amigo sobre la publicación de Citará TV -medio que supuestamente chivió a los más expertos tercerologos o ideólogos de las tercerías-, acerca del tema de los amigos cercanos a Martín, con importantes apellidos antioqueños que fungieron como gobernadores de Antioquia, y además, prestantes figuras de la derecha colombiana. Los nombres mencionados por el importante canal de noticias, como integrantes de la lista de Cambio Radical -partido de oposición-, no salieron a desmentir la noticia, y el Directorio Conservador, solo se limitó a decir que Yesid Perea, militante del partido, no es el vocero en aquella lista. ¡Que cabuyero!

Atentamente,

Odín Sánchez Montes de Oca

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