El martes de la semana que terminó, a eso de las 9:45 a.m. recibí una llamada telefónica de un amigo docente de la UTCH, era para recordarme que la conferencia de prensa que ofrecería el señor rector, se llevaría a cabo en las instalaciones de esta a las 10 a.m. y versaría sobre la difícil situación por la que atraviesa la universidad y los avances del Plan de Mejoramiento una vez posesionado el rector Alfredo Giraldo. Me vestí como pude, no sin antes llamar al escolta, porque como están las cosas, uno nunca sabe a qué horas un fanático de esos que andan por ahí, por lo que digo y no me guardo cuando escribo, le dé por horquetearme a mi paso por cualquier esquina de nuestra peligrosa ciudad capital. Aunque me extravié por unos minutos al ir a parar por equivocación al Auditorio Jesús Lozano Asprilla, donde se celebraba la reunión de uno de los sindicatos -al parecer contrarios a la administración, porque por la hora en que programaron dicha reunión, por lo menos ante mí, quedó al descubierto la pésima relación que tienen con la actual administración-; perdí si, uno o dos minutos, hasta que por fin llegué al tercer piso del mismo bloque, en cuyo primer piso queda la cafetería, exactamente un salón contiguo a la biblioteca, y si me perdí algo de la intervención del señor rector, fue el saludo de este a los asistentes, porque las preguntas de los periodistas, como la intervención del rector, las escuché con mucha atención.
Dijo el rector al inicio de la exposición -como en efecto sucedió-, que se limitaría a entregar un resumen de los hallazgos (109) correspondientes al 2023 y 2024, detectados en gobernanza y administración, desempeño financiero y económico. En el tema académico, en el de los proyectos con los recursos de regalías, el indebido cobro de los arriendos de los bienes de la UTCH y el mal manejo que se les da a estos y a los recursos de las matrículas -como si fueran plata de bolsillo-, lo noté más bien un poco tibio, pese a los escándalos judiciales y el “rancho ardiendo” en algunos de ellos, como se dice coloquialmente. Creo que, de no haberlo sido, hubiera hecho interminable el primer encuentro del rector con periodistas, comunidad universitaria y sociedad en general, es decir, no dijo todo sobre el tierrero que encontró y no podía esperar por empalme, porque estos tipos no acostumbran a eso, no lo hizo Efrén con Domingo, ni este con Ariel, y mucho menos este con la hija del finado Darío, no quedándole otra alternativa al nuevo rector que, mirar por el espejo retrovisor para no dejarse atropellar por lo que venga de atrás, además de mantener limpio el parabrisas, porque si los dejare turbios y empañados, se le dificultaría avanzar y estaría propenso a cualquier accidente, y resulta que no nos lo mandó decir, sino que lo dijo en su intervención: que no utilizaría el espejo retrovisor para dirigir la universidad, y entonces uno se pregunta: ¿Cómo hará el rector para sancionar a los responsables de tantas irregularidades o ponerlos a buen recaudo de las autoridades judiciales?
La escritora Rebecca Ohlinger, autora de la frase: “El parabrisas es más grande que el retrovisor”, nos indicaba que, ambos eran importantes piezas de un vehículo, pero que mirar hacia adelante, es una experiencia mucho mejor que mirar hacia atrás o volver a mirar lo que ya hemos pasado, situación en la que estoy de acuerdo con la escritora, y de alguna manera, con lo decidido por el rector, pero debemos mantener limpios tanto el uno como el otro para poder mirar bien para un lado y para el otro, porque no se sabe qué bichos quedaron por ahí mimetizados, que son los que no dejan avanzar a la institución, uno, porque participaron de las acciones delincuenciales que llevaron a la universidad al estado en que se encuentra, ora porque se encargan de filtrar las informaciones desde adentro para torpedear la bien intencionada gestión que les permita dedicarse a la reconstrucción del Alma mater; sumado a esto, días después de realizada la rueda de prensa, no se han hecho esperar los comentarios sobre desaciertos en algunos nombramientos de amigos para complacer a los sindicatos, lo que hace decir a muchos desde afuera, desde las barreras, que lo que sucede en la Dieguito, no es otra cosa que bailar al son de quítate tú para ponerme yo.
En el escenario donde se desarrollaba la rueda de prensa, compartían un grupo de experimentados profesores -partidarios de los cambios que requiere la UTCH-, junto a jóvenes estudiantes con alegres rostros, que reflejaban la voluntad y el afán por aprender y superarse, en un ambiente en el que se respiraba aires de esperanza por lo que pueda ser la universidad del futuro, sin intervención, como a hurtadillas lo prefieren otros actores; también por ahí andaban viejos camaradas de la línea rectoral, quienes empujaban para hacerse notorios, por si después la poda, que al parecer es necesaria, no los coje a ellos y les guarden sus cupitos, lo que se debe dar por seguro, porque los viejos y aguerridos miembros del PC, o de la izquierda progresista de hoy son solidarios, no se abandonan, y si no miremos a Petro, que no abandona a la vieja militancia; también se vio a docentes contratados por David, pero advertidos del recorte para disminuir la costosa nómina de Profesores que el exrector había vinculado para asegurarse un delegado suyo más en el Consejo Superior, que le pueda garantizar a él o al partido o movimiento político al que pertenece -El liberal cordobista-, que el próximo rector sea uno de ellos; de allí el acelere de un par de miembros del Consejo Superior para que se programen las elecciones y se elijan ya, los 3 consejeros, a quienes hace tiempo se les vencieron los periodos para los cuales fueron elegidos. Allá pues el Profesor Luis Alfredo si conocedor como el que más de estos detalles, no quiera mirar por el retrovisor a quienes le están enturbiando el parabrisas para que no avance en la dirección que todos los chocoanos deseamos, para beneficio de la universidad como esperanza y motor del desarrollo del Chocó.
PDTA: Días después de la rueda de prensa, bajé al centro de la ciudad, exactamente al café El Diálogo, en el que me senté en una mesa para completar 4, en la que después de saludar pregunté: ¿Qué van a tomar? Uno pidió agua, igual que yo, y los otros dos al unísono pidieron tinto, o “un cordobista”, como en los tiempos del Dr. Toño Murillo; al final quedé muy aburrido por lo que comentaba uno de los contertulios que estuvo en una reunión de la Triestamentaria, que eso se lo estaban repartiendo como en tiempos de David, y que el mismo rector, ante el enojo de líderes estudiantiles -cosa que no creo-, les había dicho que que reclamaban, cuando ya él les había repartido lo que pidieron. Mi incredulidad me exige averiguar para poder opinar, que es lo que me corresponde hacer.
Atentamente,
Odín Sánchez Montes de Oca